Suiza con una de las mejores universidades técnicas del mundo

Así es la educación en el Swiss Federal Institute of Technology prestigioso centro educativo en Suiza, que viene de ser considerado uno de los mejores del mundo, junto a dos prestigiosos centros en Estados Unidos, estos son reconocidos por emplear las herramientas más novedosas.

 

Así es el modelo suizo
Con sedes en Zúrich y Lausana, el Swiss Federal Institute of Technology está considerado como una de las mejores universidades técnicas del mundo. En Europa, su prestigio solo es comparable al de Oxford o el Imperial College de Londres. La Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ) fue fundada en el año 1855 y cuenta entre sus ex alumnos nada menos que a Albert Einstein. Entre sus graduados hay 21 ganadores del Premio Nobel.

Para comprender lo excepcional del modelo suizo encontramos a David Atienza Alonso en el flamante Rolex Learning Center de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) institución hermana de la de Zúrich. Este español formado en la Complutense es profesor titular de Ingeniería Electrónica e Informática y fue contratado en 2008 para modernizar la enseñanza de las ingenierías aplicando nuevas tecnologías. “Soy especialista en sistemas empotrados y en arquitectura de computadores, que es lo que encontramos en smartphones o tabletas”, se presenta el profesor Atienza.

“En el Swiss Federal Institute of Technology los estudiantes trabajan con sistemas reales desde el primer momento. En el primer año los ingenieros estudian una base común de matemáticas, física y química, pero ya en el segundo año se especializan en cursos desarrollados como laboratorios orientados a la práctica laboral. Usamos una consola de videojuegos Nintendo DS, la tableta Google Nexus y los smartphones Android y iPhone pues tienen todo lo que van a necesitar comprender para cualquier sistema electrónico de última generación”, comenta el madrileño.

Como parte de sus innovaciones en materia de enseñanza, la EPFL ha eliminado los exámenes escritos ya que se prefiere que los estudiantes aprendan trabajando en proyectos concretos. Pero si algo define la excepcionalidad del modelo suizo en materia de enseñanza, son los conceptos de flexibilidad y dinamismo. La EPFL puede adaptar sus planes de estudio, diseñados a medida de las distintas secciones: Ingeniería Electrónica, Informática, Bio-Ingeniería, etc. “Esto es excepcional, pero creemos que el estudiante tiene interés en aprender, y por eso permitimos que se formen en las ramas técnicas que realmente les interesen. Mientras que en España cualquier cambio en los planes de estudio puede tomar años y depende del Ministerio, en Suiza el profesor tiene autoridad para tomar decisiones en acuerdo con el director de su sección”.

Otra característica esencial es la estrecha colaboración con las empresas y el mundo profesional real, ya que tanto la EPFL como la EPFZ responden a sus necesidades. Es por ello que los suizos obtienen recursos tecnológicos (y financieros) inauditos en otras latitudes. “A las empresas les interesa tener ingenieros formados en sus propios sistemas, lo que permite que se integren inmediatamente al mundo laboral. Nuestros graduados rinden desde el primer día de trabajo”, explica el profesor David Atienza.

El Swiss Federal Institute of Technology da también gran importancia al MOOC, o “Massive Online Open Courses”, lo que permite que el alumno disponga de libertad total y no esté atado al laboratorio de su facultad, sino que pueda repetir los ejercicios tantas veces como lo considere necesario, y lo pueda hacer desde su casa, con su portátil y material propio.

En el formato de clases actual en la EPFL todos los estudiantes pueden utilizar sus portátiles como elemento fundamental para las clases. Si no tienen, la EPFL les suministra puestos de trabajo disponibles desde las 7:00 hasta las 21:00. Los estudiantes pueden trabajar en la EPFL y la conexión a internet es total. El nuevo edificio del Rolex Learning Center integra como “biblioteca central” salas donde los estudiantes pueden hacer sus proyectos en grupos, descansar en la cafetería e incluso sofás y zonas de lounge para trabajar durante las 24 horas del día. En general, la asistencia a clases teóricas no representa más que un porcentaje muy pequeño (no más del 30%) del tiempo que el estudiante pasa trabajando en el laboratorio. En cuestión de tutorías, el 80%-90% de las preguntas y respuestas se hacen mediante foros online.

 

Autonomía financiera
Otro elemento fundamental es el dinamismo que hace que los graduados deban irse a otras universidades durante al menos dos o tres años si quieren ser profesores. Tal como explica David Atienza, nadie puede graduarse en la EPFL, hacer su doctorado en la misma escuela y ser profesor sin un concurso abierto con candidatos extranjeros. “Es algo impensable, dado que hacemos todo lo posible por eliminar la endogamia”, precisa. El Swiss Federal Institute of Technology aplica procesos de evaluación independientes para cada nueva plaza que surge y es necesario que haya entre 150 y 200 candidatos. Si no hay suficiente calidad y diversidad de candidatos, los suizos prefieren declarar la vacante desierta.

A ello se suman una jerarquía mínima y una autonomía de recursos financieros casi total. El profesor solo depende del decano y luego de la dirección, formada por los vicepresidentes y el presidente de la EPFL o de la EPFZ. “Dado que no hay jerarquías es muy fácil innovar a nivel científico y educativo. Si hay interés, se modifican los programas de estudio, y se agregan o quitan las asignaturas y cursos que sea necesario. Es así que estamos siempre a la última”, comenta el profesor español.

En Suiza los estudiantes no se pueden eternizar. La idea es que entran los mejores, que casi no pagan nada por la matrícula, pero se espera que se dediquen por completo a sus estudios. “Por tanto, el que repite dos años va a la calle. Es así que al segundo curso solo llegan los mejores y los más motivados. No hace falta mantener una cantidad de estudiantes solo para llenar una cuota. Aquí lo esencial no es tener que rendir cuentas ante el ministerio sobre el volumen de estudiantes, sino la calidad de los ingenieros que salen. De hecho, hoy en día un ingeniero de la EPFL hace apenas tres entrevistas de media antes de encontrar trabajo y su tasa de desempleo es menor del 1%”, concluye el profesor David Atienza.

Artículo completo en el siguiente enlace:
http://economia.elpais.com/economia/2014/09/16/actualidad/1410862293_227127.html

Fuente: elpais.es

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